Descriminalización de drogas

COLABORADOR INVITADO / Olusegun Obasanjo y Ricardo Lagos y Ruth Dreifuss

07 Sep. 2016

El 2016 ha sido un año fundamental para la política de drogas a nivel global. La evaluación de más de cincuenta años de un régimen prohibicionista ha resultado en reformas en países tan diversos como Jamaica, Canadá y México. Los estados de Colorado, Washington y otros en los Estados Unidos han regulado sus mercados de cannabis para uso personal. En abril, la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS en inglés) sobre drogas demostró claramente que los consensos basados en la prohibición de las drogas y enfoques punitivos que llevan décadas han fracasado. Desafortunadamente, en vez de proponer soluciones innovadoras, el documento de resultados de la UNGASS continúa manteniendo estrategias prohibicionistas.

Los enfoques basados en evidencia sobre políticas de drogas deben estar en el centro de la perspectiva actual. El tráfico de drogas y el mercado negro criminal -que tiene un valor de 320 billones de dólares, y alimenta la violencia, la corrupción y las inestabilidades- son, hasta cierto punto, una consecuencia directa del sistema internacional del control de la droga. El prohibicionismo, enfocado en el endurecimiento de las leyes, ha causado daños irreparables a numerosas comunidades alrededor del mundo, y no podemos quedarnos como simples espectadores.

De acuerdo con un estudio de 2013 de las Naciones Unidas, el 83% de los delitos totales relacionados con drogas a nivel global son por simple posesión, aunque la criminalización obstruye medidas de prevención, reducción del riesgo, acceso a servicios de salud y aumenta las epidemias de VIH y hepatitis C. Treinta y tres países aún aplican la pena de muerte por ofensas relacionadas con drogas; trece incluso contemplan la pena de muerte de forma obligatoria por arrestos relacionados con drogas. Al no proteger los derechos humanos de las personas, ni procurar la salud pública, la situación se ha vuelto inaguantable.

Algunos países han optado por tomar “el camino menos transitado”, implementando políticas que están centradas en las personas, que reconocen los derechos humanos de los usuarios de drogas, y buscan incrementar la seguridad de todos los ciudadanos. Numerosos países europeos han implementado programas de reducción de daños que incluyen el intercambio de jeringas y terapias de sustitución. Portugal y la República Checa han reemplazado sus sanciones punitivas con medidas sociales. Jamaica recientemente aprobó una ley que descriminaliza todos los usos de cannabis, mientras que Uruguay ha allanado el camino en la reforma a políticas de drogas cuando en 2013 decidió regular la producción, distribución y consumo de cannabis para uso médico y personal.

El monitoreo y evaluación del modelo uruguayo tomará algunos años; sin embargo ya hay evidencia para demostrar que países con un enfoque punitivo no son más propensos a evitar el uso de drogas. Por el contrario, un informe de 2010 por la Corporación Rand sobre Holanda (país que ha tenido un mercado de cannabis semi-regulado durante los últimos 10 años) demostró que la prevalencia del uso de cannabis entre los ciudadanos holandeses es más baja que en los países vecinos como Francia, España o Alemania.

Las políticas de drogas basadas en evidencia, incluyendo la regulación de los mercados de drogas, son el camino a seguir. Porque mientras siga existiendo un mercado negro billonario; mientras los usuarios y los actores a menor escala en el mercado sean criminalizados y encarcelados; y mientras que el crimen organizado tenga acceso a este atractivo flujo de ingresos, el control de la droga continuará causando estragos en nuestras sociedades. La estrategia más simplista es continuar sin reflejar las fallas de las décadas de la guerra contra las drogas. El día de hoy, es tiempo de reconocer que mientras fallemos en abordar a las drogas correctamente -respetando los derechos humanos y concentrando nuestros esfuerzos en el crimen organizado-, el abuso de la droga y el tráfico ilícito jamás serán vencidos.

Olusegun Obasanjo es ex presidente de Nigeria
Ricardo Lagos es ex presidente de Chile
Ruth Dreifuss es ex presidenta de Suiza

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